Es importante mantener latente el derecho a contrariarse. Perder ese derecho es mutilarse. No hay integridad alguna en el hecho de ser fiel a lo que uno ayer pensó o reflexionó. EL cambio nos define como seres vivos. Por eso al momento en el que encarcelamos a otros con nuestros juicios, estamos decretando para nosotros mismos la imposibilidad de cambiar. Sin cambio no hay vida, la existencia en este mundo es limitada, no hay permanencia a excepción de la impermanencia. Hoy puede parecerte que el azul es preferido, mañana habrá otra percepción, otra experiencia distinta... Y todo grupo debe partir de esa constante para su organización. Si no puedo ver mis contradicciones, no puedo ver nada.
Una persona común que lucha para ser una fiel discípula del Sutra del Loto
